La medida busca encontrar problemas que afectan al éxito e incluirá al alumnado superdotado, que también necesita apoyos
La Conselleria de Educación pondrá en marcha el próximo curso una serie de pruebas para mejorar la detección de alumnos escolarizados en centros ordinarios que necesitan una atención educativa específica para evitar que deriven en casos de fracaso escolar. Se trata de jóvenes que por diferentes causas, ya sean médicas, psicológicas o sociales, tienen problemas para seguir el ritmo de las clases.
Es un grupo muy heterogéneo -incluye también a los que presentan altas capacidades- que no siempre es identificado en las aulas o en los departamentos de orientación.
La iniciativa valenciana se encuentra en fase de negociación con los representantes sindicales, aunque la directora general de Innovación Educativa, Beatriz Gascó, explicó que la intención es ponerla en funcionamiento de cara al próximo curso.
Los alumnos con necesidades especiales y dificultades de aprendizaje se detectarán en base a unas instrucciones que debe desarrollar la Conselleria de Educación, en las que se incluirán los formatos de las pruebas específicas. La idea es conseguir dentro de la clase una primera aproximación al problema, que puede ir desde una miopía no diagnosticada hasta disfunciones relacionadas con el habla o la expresión escrita, por poner ejemplos.
La orden prevé facilitar la formación del profesorado para que tengan más herramientas de detección. De hecho, se ofrecerán cursos referidos a la identificación e intervención de estos casos en los planes formativos de los docentes. También se hará con los encargados de los departamentos de orientación o los profesionales que desempeñen labores de apoyo psicopedagógico.
El documento concreta más el procedimiento a seguir para situaciones de alta capacidad intelectual, con la aplicación de unas «unas escalas de observación que se pondrán a disposición del tutor». Consistirán en pruebas que se cumplimentarán en colaboración con el resto de profesores implicados y con especialistas. Por ejemplo, se suelen emplear tests en los que se mide el nivel del alumno en las diferentes disciplinas, que se pueden asimilar a la competencias educativas: lingüístico-verbal, la matemática, la capacidad de razonamiento, de trabajo en grupo e incluso sobre conocimientos musicales.
Además, la orden fija la celebración en los centros de una semana de la excelencia con «actividades informativas para el profesorado y las familias y tutorías para el alumnado», en la que se aprovechará para realizar las pruebas. También se valorará el expediente académico del alumno (aunque no será un criterio definitivo) antes de realizar el diagnóstico, una tarea que sólo recaerá en profesionales sobre la materia, como los psicopedagogos.
En todos los casos, ya sean alumnos superdotados o con necesidades especiales, con la información recopilada se tomarán las medidas necesarias para mejorar el éxito escolar, como adaptaciones curriculares o planes concretos de actuación que figurarán en el proyecto educativo.
Los procedimientos de detección han sido elaborados por personal especialista de la conselleria y por profesionales externos. Por ejemplo, en el caso de los alumnos con altas capacidades, se ha contado con el asesoramiento de la Asociación valenciana de apoyo al superdotado y talentoso (Avast).
La presidenta de la entidad, Elena Gómez, explicó que estos niños nacen con más capacidad que el resto, y que, al contrario de lo que la gente piensa, si no se detecta su situación muchos de ellos «están condenados al fracaso escolar». «Son niños que no saben estudiar porque nunca les ha hecho falta. Van a clase desmotivados porque lo entienden todo a la primera y desconectan», indicó la presidenta y también madre de un niño con altas capacidades. «Lo que les hace falta es que les suban la autoestima y conseguir que se sientan útiles y con ánimo», algo que «sólo se puede conseguir con una atención específica a sus necesidades».
Del colectivo valenciano con necesidades específicas de apoyo, la inmensa mayoría de los casos están derivados de su historia escolar, como por ejemplo, encontrarse en situaciones de desventaja educativa. El otro gran colectivo es el que agrupa los trastornos de aprendizaje. La Comunitat Valenciana es la región española que más disfunciones de este tipo detecta.
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